En el blog ya ha sido comentado antes en qué consiste la práctica del mindfulness, definiéndolo como una técnica para incrementar la consciencia y responder más habilidosamente a procesos mentales, siendo descrito como una clase de conciencia centrada en el presente, no elaborativa ni condenatoria, en la que cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el campo atencional es reconocido y aceptado tal y como es (Segal, Williams y Teasdale, 2002).
Cada vez son más las personas que comienzan a introducir la meditación en su día a día, siendo partícipes de las ventajas que ello supone. Así, varios estudios han demostrado los beneficios que esta práctica puede aportar al ámbito educativo actual, dominado por un ritmo de vida acelerado en el que es complicado que los alumnos centren su atención en la realización de una única tarea ante las infinitas distracciones con las que se pueden encontrar.
Algunas de las ventajas más relacionadas con la educación son la reducción del estrés y la ansiedad, el aumento de la capacidad de concentración, el desarrollo de la Inteligencia Emocional, la mejora de las relaciones interpersonales y de la memoria a corto y largo plazo; la disminución de los problemas de insomnio, aaumento del tamaño de los telómeros y un mayor desarrollo de la creatividad.
“Es imposible transmitir a otra persona la sabiduría y la intuición. La semilla ya está ahí. El buen maestro es quien sabe llegar a esa semilla y permitir que despierte, crezca y se desarrolle.”
El autor de la anterior cita es Thich Nhat Hanh, un monje budista con más de cuarenta años de experiencia que ha sido nominado a los Premios Nobel por su lucha a favor de la paz mundial. Constantemente se encuentra viajando por el mundo y expandiendo su mensaje en distintas instituciones.
En 1982, junto a su compañero Chân Không, creó Plum Village, un centro de meditación en Dordoña, Francia; un espacio en el que los asistentes pueden practicar mindfulness o, según su traducción al español, la atención plena. Así, durante los meses de primavera y verano se realizan distintos periodos de retiro a los que puede asistir cualquier persona e, incluso, familias completas si así lo desean.
Cada año, acuden a dicho centro centenares de niños de diferentes nacionalidades y variadas lenguas habladas, los cuales participan activamente en la vida diaria del retiro. Como comenta Thich Nhat Hanh en su libro Plantando semillas. La práctica del mindfulness con niños: “Subimos la colina, vamos la bosque y disfrutamos de nuestra compañía. A mitad del paseo, nos sentamos y disfrutamos del silencio de la belleza del verano. Los niños se sientan a mi alrededor, muy tranquilos y alegres, los que me hace muy feliz.”.
De esta manera, los más pequeños aprenden a vivir en un mundo alejado de las pantallas, disfrutando de la naturaleza, aprendiendo a escucharse a sí mismos e identificando las emociones que sienten a lo largo de todo el proceso.
Se hace evidente la dificultad de crear este tipo de espacios en las aulas debido a las condiciones físicas de las estructuras de los centros. Sin embargo, sí que podemos realizar ciertos cambios con la intención de habituar lo mejor posible nuestra clase a la creación de un ambiente tranquilo y en pro de la reflexión del alumno hacia su propio aprendizaje.
El aula debe ser vista por el discente como un refugio, al que asistir con ganas de aprender y compartir experiencias con sus compañeros, donde se sienta libre de utilizar los materiales y recursos que en esta encontramos para descubrir nuevos aspectos de la vida, desarrollando su carácter cognitivo y afectivo.
Que cada alumno cuente con un cojín para acomodar la silla, habilitar un espacio en el que poder encender incienso, contar con los recursos necesarios para poner música de relajación en ciertos momentos o incluso preparar el suelo para que los alumnos puedan descalzarse y sentirse más libres en el aula son algunas de las medidas que pueden tomarse para dicho fin.
De manera continuada y evolutiva, esta práctica debería pasar a formar parte del programa educativo de un centro, pues como comenta el Doctor Dan Siegel:
“ Asentar las bases de la función reflexiva mediante la práctica del Mindfulness sería una inversión educativa inteligente y duradera en la prevención en materia de bienestar fisiológico, mental y emocional. Los jóvenes que cuentan con habilidades reflexivas bien desarrolladas y con un cerebro ejercitado en el Mindfulness están preparados para mostrar mayor flexibilidad en contextos nuevos y para establecer relaciones interpersonales más satisfactorias, que reforzarán su sensación de bienestar y de flexibilidad a medida que crezcan»